Vall de Rialb (II)

Vista nocturna de la Vall de Rialb mirant cap El Serrat.

Vista nocturna de Vall de Rialb, mirando hacia El Serrat.

Night View of Vall de Rialb, facing the Serrat.

© Ricard de la Casa –imagen noviembre 2013.

Puede verla en grande en mi Galería de FLICKR

Vall i riu de Rialb (I)

Vista nocturna de la Vall de Rialb (Andorra) i del riu del mateix nom, mirant cap El Serrat.

Vista nocturna del Valle de Rialb (Andorra) y del río del mismo nombre, mirando hacia El Serrat.

Night view of the Valley of Rialb (Andorra) and the river of the same name, looking toward El Serrat.

© Ricard de la Casa – noviembre 2013.

Puede verla en grande en mi Galería de FLICKR

CHINA MONTAÑA ZHANG, de Maureen F. McHugh

China Montaña Zhang (CMZ) no es una novela fácil de leer. No porque utilice un lenguaje difícil, sino porque su lectura nos lleva a terrenos duros, donde la infelicidad o la lucha por sobrevivir son la norma. Un lugar donde la apariencia lo es todo. CMZ se sumerge en los temas de hoy, de hecho en los temas de siempre, utilizando para ello una nueva sociedad con unos nuevos ritos culturales, que para nosotros los occidentales nos son extraños.

CMZ establece ya con su título, las premisas en las que se moverá hasta la última página. La novela es un gran fresco, un gran tour de force, que su autora Maureen F. McHugh se impone para hablar de lo que le interesa: el racismo, la discriminación, también en menor medida de su hermana pequeña, la marginación, la infelicidad que produce y todo ello aprovechando la más rabiosa actualidad, para trasladarnos a un futuro que pretende ser agobiante para nuestro pensamiento occidental. Curiosamente muy de actualidad, a pesar de los dieciséis años transcurridos desde su aparición en los Estados Unidos.

Como la cebolla y sus capas, la novela puede irse pelando para encontrar, capa tras capa, todo un abanico de ideas vejatorias que atentan contra la dignidad humana. Estamos ya acostumbrados a leer sobre las discriminaciones superpuestas, como por ejemplo la que se produce en muchos lugares por ser mujer, por ser negra y por ser lesbiana, pero podemos añadir con facilidad otras muchas capas que afecten a ese mismo ser humano, por ser analfabeta, por ser emigrante (de una tribu o raza diferente), por ser seropositiva, por no ser fértil y así hasta un infinito donde esa dignidad desaparece.

La acción se sitúa en un mundo donde China finalmente se ha convertido en la gran potencia del planeta y EEUU es tan sólo un satélite vencido y sin fuerza. De nuevo surge aquí la idea central de la novela, la discriminación por raza y por lugar de nacimiento, donde los ciudadanos americanos, acostumbrados a su hegemónica posición en este planeta han sido relegados a ciudadanos de segunda o tercera clase, con todo lo que eso supone para sus egos.

Ese gran fresco toma como personaje central a Zhang, un americano que tiene rasgos chinos, que no tiene esa nacionalidad, pero le conviene parecerlo, que es homosexual y aparenta ser un heterosexual. No es el único personaje agobiado por sus propios problemas, en CMZ aparece también una joven y poco agraciada mujer (con la cara deformada), que necesita una operación de estética para poder aceptarse a si misma, o un colono que ve peligrar su ya delicada estabilidad, por unos simples e injustos reglamentos que le podrían alejar de todo aquello que quiere. Personajes muy atrayentes con los que todos nos podemos sentir identificados fácilmente y que Maureen F. McHugh sitúa en un futuro no muy lejano pero que se deja entrever ya hoy.

No todo es perfecto, McHugh, no engarza las diferentes partes de que consta la novela, con la misma destreza con la que si es capaz de hacernos vibrar en cada una de las situaciones donde la discriminación se hace patente. En una de ellas, las colonias marcianas, se hace especialmente patente, pero la historia de esos colonos se hace tan vívida que, finalmente, deja de importar el cómo consigue engancharla al resto de la novela, cobrando la historia vida por si sola, sin necesidad de más artilugios, ya que lo importante no es dónde ocurre la acción, sino lo que ocurre y porqué.

La novela nos proporciona también una rica ambientación. La escritora nos regala ideas y más ideas que hacen realmente vívida la narración. Los paseos por la capital imperial china, sus suburbios y lo que allí ocurre (como ocurre en cualquier suburbio de cualquier ciudad actual), a las colonias marcianas y sus problemas para subsistir en un ambiente extremo, o una estación polar donde el aislamiento proporciona la excusa para hurgar en los personajes, son utilizados para que todos ellos muestren los problemas a los que se enfrentan.

En definitiva no se trata de una novela complaciente, sino de una dura mirada a nuestra realidad. Donde la injusticia, donde los ya comentados temas de la discriminación y la marginación se hacen patentes hoja a hoja a través de los personajes, de la situación geopolítica e incluso por el mismo azar. Donde todos los personajes se mueven presionados por sus problemas de identidad, o simplemente de subsistencia. Ciencia ficción intimista en definitiva, que nos hace pensar sobre nuestra realidad. Buena ciencia ficción al fin y al cabo. Uno de los libros más interesantes publicados el año pasado.

© Ricard de la Casa – noviembre 2013.