Como la anterior del mismo sitio, tuve que esperar a que la persona del paraguas se pusiera en el lugar correcto (deambulaba por la zona en busca de clientes) y se quedara solo. Sí, tuve que esperar varios minutos, hay que ser paciente. Al procesarla me di cuenta de como los símbolos, los colores y las formas establecían posibles mensajes que según convenga podían usarse en nuestra cultura de forma muy concreta.
Es lo malo que tienen las etiquetas, dejas fuera demasiada información para que lo podamos manejar. Ese reduccionismo hace que, esas etiquetas, adquieran por sí mismas valores que permiten jugar con ellos de forma torticera (si eres retorcido). Hice la foto por las formas y los colores. Lo sé, seguro que mi mente interior, esa alma desalmada y en ocasiones luminosa y desconocida, me la jugo y me gastó esa pequeña broma. En otras culturas, seguro que la gente puede quedarse indiferente. Aquí ese camino negro entre la cruz dorada y ese paraguas rojo puede dar lugar a muchas interpretaciones. Hay más claro, ese arriba – abajo o la conspiración que hace que tus ojos te lleven a la cruz dorada…
La pequeña reflexión es que las cosas no son simples, casi nunca lo son. Escoger un lugar, un color, una forma o un camino tiene detrás un largo, y a veces maquiavélico, recorrido lleno de trampas que pueden manipularnos a poco que te relajes.
© Ricard de la Casa – Imagen (julio 2019) y texto (enero 2020).
Puede verla en grande en mi galería de FLICKR y tambien en la de 500PX